Toda la información médica a tu alcance

  • Todos

  • Especialidad/
    Unidad Médica

  • Especialista

  • Prueba Diagnóstica

  • Tratamiento

Actualidad

Síndrome del ojo seco: cómo solucionar la sequedad en los ojos

martes, 4 de marzo de 2025

El síndrome del ojo seco es un trastorno ocular cada vez más frecuente debido al uso prolongado de pantallas, la contaminación y el envejecimiento de la población van en aumento, este problema se ha convertido en una preocupación común. Se produce cuando la superficie ocular no recibe la lubricación adecuada debido a una producción insuficiente de lágrimas o a una evaporación demasiado rápida de las mismas, lo que genera molestias, irritación y posibles alteraciones en la visión.

Muchas personas experimentan síntomas ocasionales de sequedad ocular, pero cuando estos se vuelven persistentes, pueden afectar seriamente la calidad de vida y el desempeño diario. Desde la sensación de cuerpo extraño en los ojos hasta la fatiga visual o la visión borrosa, el impacto del ojo seco puede variar según la persona y las causas subyacentes.

¿Qué es el síndrome del ojo seco?

El síndrome del ojo seco es una alteración en la estabilidad de la película lagrimal que recubre la superficie ocular. Las lágrimas cumplen una función esencial en la protección y nutrición de los ojos, proporcionando una barrera contra agentes externos y garantizando una correcta lubricación. Cuando el equilibrio lagrimal se ve comprometido, la superficie ocular queda expuesta y vulnerable, lo que provoca inflamación, irritación y daño en los tejidos.

El ojo seco no es una simple molestia ocasional, sino una afección crónica que puede progresar con el tiempo si no se trata de manera adecuada. Existen dos formas principales de esta enfermedad: el ojo seco por deficiencia acuosa, en el que las glándulas lagrimales no producen suficientes lágrimas, y el ojo seco evaporativo, que ocurre cuando la película lagrimal se evapora demasiado rápido debido a una disfunción en las glándulas de Meibomio. Ambos tipos pueden coexistir y agravar los síntomas.

Causas del síndrome del ojo seco

Las causas del ojo seco son múltiples y pueden combinarse entre sí, influyendo en la aparición y gravedad de los síntomas. El envejecimiento es uno de los factores principales, ya que con los años, la producción lagrimal disminuye de manera natural. Este fenómeno es más acusado en mujeres, especialmente después de la menopausia, debido a cambios hormonales que afectan la función de las glándulas lagrimales.

El estilo de vida también juega un papel crucial en el desarrollo del síndrome del ojo seco. El uso prolongado de pantallas digitales reduce la frecuencia del parpadeo, lo que impide una correcta distribución de la película lagrimal sobre la superficie del ojo. Además, la exposición a ambientes con aire acondicionado, calefacción o contaminación puede contribuir a la evaporación de las lágrimas.

Algunas condiciones médicas, como el síndrome de Sjögren, la artritis reumatoide o la diabetes, están asociadas con una menor producción de lágrimas y pueden agravar el problema. El uso prolongado de lentes de contacto o ciertos medicamentos, como antihistamínicos y antidepresivos, también pueden afectar la lubricación ocular. Identificar la causa subyacente es clave para establecer un tratamiento adecuado y evitar complicaciones.

Síntomas del síndrome del ojo seco

Los síntomas del ojo seco pueden manifestarse de manera progresiva y varían en intensidad según la persona. La sensación de sequedad y ardor en los ojos es una de las principales molestias, acompañada de enrojecimiento e irritación. Muchas personas describen una sensación de arenilla o cuerpo extraño en los ojos, lo que puede dificultar actividades diarias como leer o trabajar frente a una pantalla.

Otros síntomas comunes incluyen:

  • Fatiga visual, especialmente tras largos períodos de lectura o uso de pantallas.
  • Visión borrosa intermitente, que mejora al parpadear.
  • Sensibilidad a la luz, conocida como fotofobia.
  • Lagrimeo excesivo, como respuesta del ojo a la irritación.
  • Dificultad para usar lentes de contacto, debido a la falta de lubricación.

La fatiga visual es otra de las consecuencias del ojo seco, ya que la falta de lubricación adecuada obliga a los músculos oculares a realizar un esfuerzo adicional. La visión borrosa intermitente es común, especialmente después de períodos prolongados de concentración visual. En algunos casos, el ojo seco puede desencadenar un lagrimeo excesivo como respuesta del organismo a la irritación, aunque estas lágrimas reflejas no tienen la misma composición ni función que las lágrimas naturales.

Diagnóstico y pruebas para detectar el ojo seco

El diagnóstico del ojo seco requiere una evaluación oftalmológica completa para determinar la causa exacta y la gravedad de la afección. Existen diversas pruebas que pueden ayudar a identificar el problema. El test de Schirmer mide la producción lagrimal mediante el uso de una tira de papel absorbente colocada en el párpado inferior, mientras que la tinción con fluoresceína permite visualizar el estado de la película lagrimal y detectar posibles lesiones en la superficie ocular.

Otra prueba común es el tiempo de ruptura lagrimal (TBUT), que evalúa la estabilidad de la película lagrimal y su capacidad para mantenerse en la superficie ocular sin evaporarse rápidamente. Un diagnóstico preciso es fundamental para determinar el tratamiento más adecuado y evitar daños a largo plazo.

Tratamiento del síndrome del ojo seco

El tratamiento del ojo seco varía según la severidad de los síntomas y la causa subyacente. En casos leves, suele ser suficiente el uso de lágrimas artificiales para mantener la hidratación ocular y aliviar la irritación. Sin embargo, cuando los síntomas son persistentes o severos, se requiere un enfoque más completo.

Opciones de tratamiento más utilizadas:

  • Colirios antiinflamatorios, como la ciclosporina, para reducir la inflamación ocular.
  • Geles y pomadas oftálmicas, recomendados para casos más graves, especialmente durante la noche.
  • Tapones lagrimales, que bloquean el drenaje lagrimal y mantienen la humedad en la superficie del ojo.
  • Terapia con luz pulsada intensa (IPL), utilizada para tratar la disfunción de las glándulas de Meibomio.
  • Lentes esclerales, que ayudan a retener la humedad ocular en casos más severos.

Otros tratamientos incluyen el uso de suplementos ricos en omega-3, que han demostrado mejorar la calidad de la película lagrimal, y la adopción de hábitos saludables, como reducir el tiempo frente a pantallas, aumentar la frecuencia del parpadeo y evitar la exposición a corrientes de aire seco.

➡️ ¿Cómo puedo tener más información sobre el 

Síndrome del Ojo Seco?

 

Pues es muy sencillo, puedes llamarnos al teléfono 985 28 60 00.
Estaremos encantados de atenderte y resolver todas tus dudas.

Prevención y hábitos saludables para evitar el ojo seco

La prevención del ojo seco se basa en la adopción de hábitos saludables que contribuyan a mantener una correcta hidratación ocular. Reducir el tiempo de exposición a pantallas digitales y recordar parpadear con frecuencia puede ayudar a evitar la evaporación de las lágrimas. También es recomendable mantener un ambiente con una humedad adecuada y evitar la exposición directa a corrientes de aire seco.

El consumo de una dieta equilibrada, rica en antioxidantes y omega-3, puede favorecer la salud ocular y reducir la inflamación. Asimismo, es importante realizar revisiones oftalmológicas periódicas para detectar posibles problemas antes de que se agraven y asegurarse de que se sigue el tratamiento adecuado en caso de padecer ojo seco de forma crónica.