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Prueba de esfuerzo: la herramienta clave para cuidar tu corazón

miércoles, 28 de mayo de 2025

Dolor en el pecho al hacer ejercicio, sensación de falta de aire al subir escaleras o simplemente ganas de saber cómo está el corazón antes de empezar a entrenar. Son muchas las razones por las que un profesional puede recomendar una prueba de esfuerzo. También conocida como ergometría, esta prueba permite observar cómo responde el corazón ante un esfuerzo físico progresivo, de forma segura y controlada.

Se trata de una prueba diagnóstica sencilla pero muy útil, que combina la medición del ritmo cardíaco, la presión arterial y la actividad eléctrica del corazón mientras el paciente camina sobre una cinta o pedalea en una bicicleta estática. Su objetivo es detectar alteraciones que no se manifiestan en reposo, pero que pueden aparecer con el ejercicio. Es decir, problemas que podrían pasar desapercibidos en una consulta rutinaria pero que sí dan la cara cuando el cuerpo se activa.

Aunque es habitual en pacientes con síntomas cardíacos o antecedentes familiares, también se utiliza de forma preventiva en personas que quieren comenzar un plan de entrenamiento intenso, especialmente a partir de cierta edad o si existen factores de riesgo. Entender cuándo está indicada, qué se evalúa y qué resultados puede ofrecer esta prueba es clave para cuidar la salud cardiovascular de forma proactiva.

¿Qué es exactamente una prueba de esfuerzo?

La prueba de esfuerzo es una exploración funcional que permite evaluar el comportamiento del corazón durante el ejercicio físico. Para ello, se monitoriza continuamente al paciente mediante:

  • Un electrocardiograma (ECG), que registra la actividad eléctrica del corazón.
  • Un esfingomanómetro, para medir la presión arterial en distintos momentos del esfuerzo.
  • En algunos casos, un sistema para medir el consumo de oxígeno o el rendimiento pulmonar.

Durante la prueba, el esfuerzo físico se incrementa de forma progresiva, bajo supervisión médica. El objetivo es alcanzar una carga cardiovascular significativa que permita valorar si el corazón responde de forma adecuada o si se detectan signos que indiquen la presencia de alguna alteración.

Cuando la persona no puede realizar ejercicio por limitaciones físicas, se puede recurrir a una prueba farmacológica. En este caso, se administran medicamentos que simulan los efectos del esfuerzo sobre el corazón, permitiendo obtener información similar.

¿Qué enfermedades o alteraciones puede detectar?

La prueba de esfuerzo es mucho más que una simple caminata controlada sobre una cinta. Es una herramienta diagnóstica de gran valor que permite observar cómo se comporta el sistema cardiovascular ante una exigencia física progresiva. Muchas alteraciones cardíacas no se manifiestan mientras estamos en reposo, pero sí lo hacen cuando el cuerpo se activa y demanda más oxígeno y flujo sanguíneo.

Al monitorizar en tiempo real el ritmo del corazón, la presión arterial y otros parámetros durante el esfuerzo, esta prueba puede detectar una amplia variedad de trastornos, entre ellos:

  • Enfermedad coronaria: una de las principales indicaciones. La prueba permite identificar signos de isquemia, es decir, de una reducción del riego sanguíneo al corazón, que puede traducirse en dolor torácico (angina) o alteraciones en el electrocardiograma.
  • Arritmias cardíacas: tanto si se trata de taquicardias como de latidos irregulares, la prueba ayuda a comprobar si estas se desencadenan o se agravan con el esfuerzo.
  • Hipertensión inducida por el ejercicio: en algunos casos, la tensión arterial se eleva de forma anómala al hacer ejercicio, lo que puede indicar un mal control de la presión o una tendencia a desarrollar hipertensión.
  • Insuficiencia cardíaca en fases iniciales: el esfuerzo controlado puede poner en evidencia una capacidad reducida del corazón para bombear sangre de manera eficaz.
  • Problemas valvulares: en pacientes con sospecha de estenosis o insuficiencia de alguna válvula cardíaca, esta prueba ayuda a valorar cómo responden esas válvulas en condiciones de carga.
  • Limitación funcional: en personas que refieren fatiga o dificultad para hacer ejercicio, permite valorar si existe una causa cardiaca detrás o si los síntomas podrían deberse a otra causa.

Además de estas situaciones, la prueba también es útil para evaluar la eficacia de tratamientos cardíacos (como fármacos o intervenciones previas), y para realizar un seguimiento evolutivo en pacientes ya diagnosticados con enfermedades del corazón.

En definitiva, la ergometría no solo ayuda a diagnosticar enfermedades ya presentes, sino que también permite anticiparse a ellas. Detectar una alteración en esta fase puede ser clave para prevenir complicaciones mayores en el futuro.

¿Cuándo está indicada esta prueba?

La prueba de esfuerzo puede recomendarse en distintos escenarios, tanto para diagnóstico como para control o prevención. Algunos ejemplos habituales son:

  • Dolor torácico durante el esfuerzo.
  • Palpitaciones, mareos o fatiga que aparecen al hacer ejercicio.
  • Control de evolución en personas con enfermedad coronaria conocida.
  • Valoración previa al inicio de entrenamiento en personas con factores de riesgo (hipertensión, colesterol, diabetes, tabaquismo…).
  • Evaluación en deportistas a partir de los 40–45 años, sobre todo si van a aumentar su nivel de exigencia.

Siempre debe ser indicada por un profesional sanitario, que valorará si se trata de la prueba más adecuada en cada caso.

¿Es necesario hacer una prueba de esfuerzo antes de hacer deporte?

Si estás pensando en comenzar una rutina deportiva, especialmente si llevas tiempo sin practicar ejercicio o tienes más de 40 años, una prueba de esfuerzo puede ser una buena herramienta para conocer cómo responde tu corazón ante el esfuerzo. Aunque no es obligatoria, sí es muy recomendable en personas con factores de riesgo cardiovascular, sobrepeso, hipertensión o antecedentes familiares de enfermedad cardíaca.

Este chequeo permite establecer una línea de base segura y adaptar la intensidad del entrenamiento a las capacidades reales de cada persona, evitando sustos o sobreesfuerzos innecesarios.

Prueba de esfuerzo para deportistas

Los deportistas, sobre todo aquellos que entrenan de forma regular o compiten, pueden beneficiarse de esta prueba para ajustar sus rutinas, controlar el umbral de esfuerzo y detectar de forma precoz posibles alteraciones que no se manifiestan en reposo.

Además, permite optimizar el rendimiento físico de manera segura, identificando la frecuencia cardíaca ideal de trabajo, la zona de entrenamiento más eficaz o el nivel máximo de esfuerzo tolerado sin riesgos.

Prueba de esfuerzo a partir de los 40

A partir de los 40 años, el riesgo cardiovascular empieza a incrementarse, especialmente si hay sedentarismo, tabaquismo, antecedentes familiares o factores como la hipertensión o el colesterol alto. En este contexto, la prueba de esfuerzo no solo sirve para descartar posibles patologías, sino también como punto de partida para retomar el ejercicio con garantías.

Incluir esta prueba dentro de un chequeo médico periódico puede ayudar a prevenir problemas mayores y promover una práctica deportiva segura, adaptada a cada etapa de la vida.

¿Cómo se realiza?

La prueba se realiza en un entorno clínico controlado, con el paciente caminando o pedaleando sobre una máquina ergométrica. Antes de empezar, se colocan electrodos en el pecho para registrar el ECG, y un manguito para medir la presión arterial.

El ejercicio comienza de forma suave y se va incrementando poco a poco. La prueba se detiene si el paciente alcanza una frecuencia cardíaca determinada, si aparecen síntomas que lo aconsejen o si el médico obtiene los datos necesarios.

La duración total suele estar entre 6 y 12 minutos, aunque puede variar. Tras el esfuerzo, se continúa monitorizando al paciente durante unos minutos para observar la recuperación.

¿Es segura la prueba?

Sí. La prueba de esfuerzo es una exploración segura, realizada bajo control médico y con sistemas preparados para actuar ante cualquier situación. Como en cualquier prueba médica, pueden aparecer molestias o síntomas leves (cansancio, sudoración, palpitaciones), pero el equipo profesional está preparado para detenerla en cuanto sea necesario.

En personas con antecedentes cardiovasculares o limitaciones físicas importantes, se valorará cuidadosamente el tipo de esfuerzo que se va a aplicar, o si se opta por una alternativa farmacológica.

➡️ ¿Cómo puedo tener más información sobre la Prueba de esfuerzo?

 

Pues es muy sencillo, puedes llamarnos al teléfono 985 28 60 00.
Estaremos encantados de atenderte y resolver todas tus dudas.

¿Qué ocurre después de la prueba?

Una vez finalizada, el profesional analizará los resultados obtenidos: la respuesta del corazón al esfuerzo, la aparición (o no) de arritmias, variaciones en la tensión arterial y la recuperación tras el ejercicio.

En función de los hallazgos, se podrá:

  • Confirmar o descartar la sospecha de enfermedad.
  • Ajustar el tratamiento si el paciente ya tiene diagnóstico previo.
  • Valorar el riesgo cardiovascular antes de empezar a entrenar.
  • Determinar la intensidad adecuada del ejercicio físico en personas con patología cardíaca conocida.

En Clínica Asturias contamos con el equipamiento necesario y el personal especializado para realizar pruebas de esfuerzo con total seguridad. Tanto si presentas síntomas como si quieres iniciar un plan de entrenamiento con garantías, podemos ayudarte a conocer mejor el estado de tu corazón.

Cuidar el sistema cardiovascular no es solo cosa de quienes ya tienen una enfermedad: es también una herramienta de prevención y un paso más hacia una vida activa y saludable.

Preguntas frecuentes sobre la prueba de esfuerzo

¿Necesito prepararme de alguna manera antes de hacer la prueba?

Sí. Se recomienda no comer ni fumar en las 2–3 horas previas, acudir con ropa cómoda y consultar con el médico si hay que suspender algún medicamento antes del examen.

¿Es normal sentir cansancio o molestias después?

Sí, es habitual sentirse algo fatigado tras la prueba, especialmente si no estás acostumbrado al ejercicio. Sin embargo, el esfuerzo se ajusta a tu capacidad y se interrumpe si aparece cualquier síntoma preocupante.

¿La prueba duele?

No. Puede resultar algo incómoda debido al esfuerzo físico o a la colocación de los electrodos, pero no es dolorosa. Todo el proceso está controlado por personal sanitario.

¿La prueba puede dar falsos positivos o negativos?

Como cualquier prueba médica, no es infalible, pero su fiabilidad es alta. En algunos casos, se puede complementar con otras pruebas como un ecocardiograma o un escáner si hay dudas en los resultados.

¿Cuándo se dan los resultados?

Normalmente el cardiólogo interpreta los datos el mismo día o en pocos días. En Clínica Asturias te explicaremos los resultados con claridad y te orientaremos sobre los pasos a seguir.