La peritonitis es una inflamación del peritoneo que puede desatarse de forma rápida y, si no se actúa a tiempo, poner en grave riesgo la vida del paciente. Esta membrana delgada, que recubre la cavidad abdominal y protege a los órganos internos, juega un papel crucial en nuestro organismo, pero cuando se inflama debido a una infección o a una irritación química, desencadena una reacción grave que no debe pasarse por alto.
Entre las causas más habituales de esta inflamación se encuentran las perforaciones intestinales, las complicaciones derivadas de apendicitis o diverticulitis, los traumatismos abdominales o incluso ciertas intervenciones quirúrgicas. En todos estos casos, las bacterias presentes en el contenido intestinal acceden a la cavidad abdominal, generando una respuesta inflamatoria que puede evolucionar rápidamente hacia situaciones críticas como la sepsis o el fallo multiorgánico.
Conocer cómo se origina la peritonitis, cuáles son sus síntomas más característicos, las opciones de tratamiento disponibles y las medidas de prevención adecuadas ayuda a detectar el problema a tiempo y a actuar con rapidez. Saber interpretar las señales del cuerpo, entender los factores de riesgo y tener claras las pautas médicas no solo mejora el pronóstico, sino que puede salvar vidas ante una urgencia médica tan seria como esta.
¿Qué es la peritonitis?
La peritonitis es la inflamación del peritoneo, una membrana fina pero muy vascularizada que recubre el interior del abdomen y envuelve a los órganos digestivos. Este tejido actúa como una barrera protectora y ayuda a facilitar los movimientos de los órganos durante la digestión. Sin embargo, cuando el peritoneo se inflama a causa de una infección o irritación química, se desencadena un proceso que puede poner en jaque todo el equilibrio del cuerpo.
Tipos de peritonitis
Aunque solemos hablar de peritonitis como si fuera una única enfermedad, lo cierto es que existen diferentes tipos, y distinguirlos es crucial para entender mejor el tratamiento y el pronóstico. La clasificación más habitual se basa en el origen de la infección o inflamación del peritoneo.
Por un lado, encontramos la peritonitis primaria, también conocida como espontánea. Este tipo se da sin que exista una perforación o daño evidente en el aparato digestivo. Es más común en personas con enfermedades hepáticas avanzadas, como la cirrosis, especialmente si acumulan líquido en el abdomen (ascitis). Las bacterias acceden al peritoneo a través de la sangre o por traslocación desde el intestino.
En cambio, la peritonitis secundaria es la más frecuente y suele estar relacionada con la perforación de una víscera abdominal, como puede ser el apéndice (en caso de apendicitis aguda), el estómago (úlcera perforada) o el colon. Esta ruptura permite que las bacterias del aparato digestivo contaminen el peritoneo, provocando una infección grave que requiere tratamiento urgente.
También existe la llamada peritonitis terciaria, que aparece en algunos pacientes que han tenido ya una peritonitis secundaria y desarrollan una respuesta inflamatoria persistente o recurrente, incluso tras tratamiento inicial. Este tipo es menos común, pero plantea un desafío mayor por su complejidad y la posible resistencia de las bacterias a los antibióticos convencionales.
Causas de la peritonitis
Las causas que pueden desencadenar una peritonitis son diversas y, en muchos casos, están relacionadas con otras enfermedades abdominales. Lo más habitual es que se produzca como consecuencia de una perforación en el tracto gastrointestinal, que permite la entrada de bacterias en la cavidad peritoneal. Estas son algunas de las situaciones más frecuentes que pueden dar lugar a una peritonitis:
- Apendicitis perforada: cuando el apéndice inflamado revienta, libera contenido infeccioso dentro del abdomen.
- Diverticulitis complicada: si uno de los divertículos del colon se perfora, puede contaminar el peritoneo.
- Úlcera gástrica perforada: las úlceras que atraviesan la pared del estómago o del intestino delgado son una causa conocida.
- Traumatismos abdominales: golpes graves o heridas penetrantes que dañen los órganos internos pueden llevar a una perforación.
- Complicaciones quirúrgicas: tras una cirugía abdominal, si hay fugas de contenido intestinal, la infección puede extenderse al peritoneo.
- Diálisis peritoneal: en personas que reciben tratamiento de diálisis por insuficiencia renal, una mala técnica o contaminación puede originar infecciones.
Es importante destacar que la peritonitis también puede producirse de manera espontánea, sobre todo en personas con ascitis avanzada secundaria a cirrosis hepática. En estos casos, la infección ocurre sin perforación evidente de un órgano, por translocación bacteriana desde el intestino.